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La reflexión a propósito de la enseñanza de la filosofía ha venido ocupando un lugar de creciente importancia en la agenda de la investigación filosófica. En las últimas décadas es posible observar un notable incremento cuantitativo y cualitativo en esa dirección, incluyendo el caso de la filosofía que se cultiva en nuestro país. Al parecer, la opinión de que ocuparse de este tema es una actividad propia de pedagogos y de escaso valor propiamente filosófico, va quedando en el pasado.  

     Es posible constatar lo anterior al revisar la producción de los filósofos al respecto. En este trabajo muestro que el lugar que ocupa la enseñanza de la filosofía en México, como tema de reflexión, ha cambiado sustancialmente; pero también han cambiado los rumbos que han de dirigirla y darle sentido.

     De este modo, reviso cuatro propuestas provenientes de filósofos mexicanos (Adolfo Sánchez Vázquez, Fernando Salmerón, Laura Benítez y Guillermo Hurtado), a través de las cuales es factible contrastar dichos cambios de orientación. Considero que, ante el panorama que expongo, es posible hablar de tendencias generacionales, enmarcadas en contextos peculiares, determinados por la misión educativa que, en cada caso, se le ha asignado a la formación filosófica en las aulas.

     Actualmente, nadie ignora que el futuro de la enseñanza escolar de la filosofía se ve seriamente amenazado por el influjo de la globalización en las tendencias educativas de diversos países. Una consecuencia muy palpable de lo anterior, es la desaparición de asignaturas filosóficas de los programas de bachillerato; proceso que se ha iniciado desde hace varios años y que, hoy día, es una realidad en nuestro país.

     Considero que la revisión de estas diferentes respuestas a la pregunta: ¿qué significa enseñar filosofía?, no sólo nos aporta una visión de los enfoques cambiantes que, generacionalmente, se ha dado a este tema en nuestro medio filosófico; también nos señala rutas para construir, sobre la base de la experiencia acumulada, un sentido plausible para el porvenir de la enseñanza de la filosofía en nuestras instituciones escolares.[...]

Por Alejandra Velázquez Zaragoza
Para ver el texto completo has click sobre la liga:

El libro de texto como estrategia general de aprendizaje


La propuesta de enseñanza de la filosofía se basa en la idea de enseñar por estrategias. La noción de estrategia puede definirse sencillamente como “el conjunto de acciones que se toman a partir de una visión, a través de los cuales se hace uso de los recursos y medios para el logro de ciertos aprendizajes”. Las estrategias son más que simples habilidades, pues “las estrategias son los procesos ejecutivos mediante los cuales se eligen, coordinan y aplican las habilidades para el logro de ciertos aprendizajes”.

     A partir de la noción de estrategia, un grupo de profesores de filosofía de bachillerato se dieron a la tarea de enseñar filosofía por estrategias. El proceso de trabajo grupal dio como fruto un libro de texto que se denomina Aprendizajes filosóficos para bachillerato I y II.

     El contenido del texto se desarrolla en 11 estrategias. Cada estrategia se refiera a una temática filosófica específica. Se trata de establecer un diálogo con los estudiantes de bachillerato a través de la noción de estrategia y del libro de texto.

     Cada estrategia está estructurada de la siguiente manera: presentación y definición de la temática, los filósofos que se abordaran, desarrollo de la temática, actividades de aprendizaje, extractos de textos filosóficos clásicos y una bibliografía mínima.

     Cada estrategia apunta hacia una propuesta de evaluación que va desde la búsqueda de información hasta la elaboración de textos argumentativos llamados: disertaciones filosóficas.

     Con el libro de texto, estructurado sobre la idea de estrategia de aprendizajes, se pretende contribuir a la formación de estudiantes reflexivos, críticos y propositivos.[...]

La enseñanza de la filosofía en un mundo globalizado


[…]El inicio de esta tensión dialéctica en la enseñanza de la Filosofía se remonta a la célebre distinción kantiana entre Filosofía académica y filosofía mundana que, a su vez, es un reflejo de la polémica que Kant sostuvo con Ch.Garve sobre filosofía popular o filosofía escolar. Aquella polémica tuvo su origen en la publicación de la primera edición de la Crítica de la razón pura por parte de I.Kant en 1783. Esa obra, una de las cumbres de la filosofía occidental, era de difícil lectura y comprensión no solamente para el gran público, sino también para muchas personas cultas de la época. Ante esa dificultad, Christian Garve, filósofo contemporáneo de Kant que vivía en la ciudad de Breslau, realizó una reseña de dicha obra en la que además ponía en cuestión la necesidad de escribir filosofía con ese estilo y con esa complejidad; y para ello reivindicaba la necesidad de hacer una “Filosofía popular” (Popularphilosophie); y todo ello en nombre de una filosofía ilustrada, de una filosofía que ayudase al pueblo, es decir, a la mayoría de los ciudadanos, a interesarse por la lectura y comprensión de la filosofía.

     Kant respondió a esas críticas de Garve publicando en 1783 un breve compendio de la Crítica de la Razón Pura titulado Prolegómenos a toda filosofía del futuro que quiera presentarse como ciencia. En esa obra Kant se defendía de las críticas de Garve diciendo que su libro planteaba un tema de tanto calado que era imposible reducir su complejidad y expresarlo de otro modo, so pena de tergiversar sus ideas. Según Kant el librito de los “Prolegómenos” fue un gran esfuerzo por exponer su síntesis filosófica entre el empirismo y el racionalismo en un lenguaje más accesible a los lectores cultos de su época. En síntesis, se puede decir que Garve entiende qua la filosofía se puede presentar de modo popular, es decir, comprensible para todos porque se debe basar en la experiencia humana y en la imaginación y en la capacidad lingüística del docente o filósofo. Kant por el contrario no se opone a que la presentación popular o exotérica de la filosofía llegue a todos los seres humanos, pero insiste en que la metafísica y la fundamentación teórica de los principios generales del conocimiento humano no es comprensible para los que dominan la filosofía escolar. En el ámbito de la filosofía moral o práctica, tanto Garve como Kant están de acuerdo en que los seres humanos pueden acceder a una comprensión cabal de los primeros principios morales acerca de lo que se debe y no se debe hacer.

     En el fondo del debate sobre si la filosofía es académica, escolar y reservada a unos pocos especialistas o si es mundana, abierta y accesible a todos los seres humanos subyace qué idea de Ilustración y de filosofía tenían tanto Garve como Kant. Christian Garve sostenía que el proyecto ilustrado, al estilo del modelo británico y francés, consistía ante todo en exponer las ideas filosóficas con claridad y sencillez, pero no con un tono popular despreciable, sino con una expresión de alta divulgación con un contenido profundo y riguroso. La clave para Garve como Hume estaba en la capacidad lingüística del escritor-filósofo que es capaz de hacer más fácil y accesible lo que es complejo y difícil. Kant era consciente de la utilidad social que tenía el acercamiento de la filosofía al pueblo, al conjunto de los ciudadanos, pero siempre se resistió a admitir que la filosofía teórica sobre la realidad y el conocimiento fuese presentada en un lenguaje popular fuera del ámbito académico o escolar. La filosofía mundana relativa a la acción moral y política sí podía ser explicada de modo popular, pero la metafísica y el conocimiento no podían ser comprendidos en su generalidad y en su fundamentación fuera del ámbito académico .

     En los últimos años este debate se ha transformado en las modernas sociedades democráticas europeas en si la filosofía es para todos y por lo tanto es un saber útil a la democracia o si es más bien un saber minoritario, elitista y que está reservado únicamente a los especialistas académicos. La encuesta mundial sobre la enseñanza de la Filosofìa y el estudio sobre la enseñanza de la filosofía en los países de la OEI son dos libros que exponen en distintos ámbitos y con diferentes tipos de análisis la contribución que la filosofía en Secundaria puede hacer al conocimiento y a la práctica de los valores cívicos y democráticos en las sociedades actuales. En ambos estudios, uno mundial y otro iberoamericano, se pone de manifiesto que la enseñanza de la filosofía social, moral y política en Secundaria puede ser un buen instrumento de educación crítica y de apoyo universal a la democracia. En ese sentido, se refuerza el modelo ilustrado que antes se ha analizado en Ch.Garve y en otros pensadores de la Ilustración; es decir, se defiende la tesis de que la enseñanza de la filosofía debe ser universal y obligatoria en todos los sistemas educativos y debe ser contemplada desde una dimensión social y cívica y no meramente academicista. Ahora bien, en ambos documentos se aclara que la autonomía y la crítica son rasgos esenciales del pensamiento filosófico y que por tanto, la enseñanza de la filosofía exige un contexto político y educativo democrático. La universalización de los sistemas democráticos en todo el mundo puede encontrar un gran aliado en la enseñanza de la filosofía, pero teniendo en cuenta que el simple formalismo democrático no es suficiente; más aún, que la enseñanza de la filosofía es intransigente con los actuales vicios de la democracia liberal: oligarquización de los partidos políticos, burocratización de los sindicatos, corrupción del poder político y económico, alejamiento de los problemas de los ciudadanos, manipulación política de los medios de comunicación etc.

     Como reflexión final sobre si la enseñanza de la filosofía debe ser para todos o para unos pocos, hay que precisar que la filosofía puede ser enseñada a todos en su versión de filosofía social, moral y política; más aún, debe ser enseñada a todos por su contribución al conocimiento de los valores cívicos y democráticos; y la filosofía puramente especulativa acerca del conocimiento y de la realidad debe ser enseñada a todos mediante métodos y recursos didácticos adecuados que no desvirtúen la profundidad y complejidad de los contenidos filosóficos.[…]

Por Luis Maria Cifuentes Pérez

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