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Conectivas y uso del lenguaje: hacia un discurso argumentativo

No es trivial señalar que vivimos en lo que se ha denominado la era de las comunicaciones. Todo parece estar a nuestro alcance en cuestión de segundos. En un pantallazo nos anuncian un producto por televisión. Los efectos especiales y los cambios bruscos de escena dominan los medios de comunicación visual. Imágenes coloridas, cuadros sinópticos, frases breves plagan los libros en extinción y en vías de reemplazo por medios más rápidos de comunicación.

        La enseñanza es diferente de hace 20 años, y permite al estudiante el libre acceso a una multitudinaria cantidad de información en flash. Sin embargo, esta información tiene un costo gravísimo e imperceptible: la pérdida de la justificación de lo que se dice. El anuncio televisivo, que antes desperdiciaba preciosos segundos en explicar las bondades de su producto, ahora lo muestra en una toma llamativa. Los libros de secundaria que antaño explicaban las causas y consecuencias de la revolución francesa aportan ahora en una página el cuadro sinóptico de toda la historia europea. Las personas se han convertido en almacenes de información, pero han perdido la capacidad de juzgarla, de opinar más allá del "yo no estoy de acuerdo", de pensar.

        Lo que el Pensamiento Crítico propone es, sencillamente, que las personas recuperen la capacidad de pensar. Aunque parece trivial afirmar que hoy en día las per­sonas muchas veces no razonan o razonan mal, no es en general fácil explicarle a nadie qué es un razonamiento. Tómese una tesis cualquiera y propóngase a una persona (por ejemplo, a un estudiante) que critique esta afirmación. Las personas responderán, en general, o bien que no tienen nada que criticar, porque están de acuerdo, o bien que no están de acuerdo. Limitarse a marcar el desacuerdo no es, sin embargo, una crítica legítima. Es reducirse a decir no, sin dar razones de nada más. No es razonar. El pensamiento crítico consiste, en cambio, en una propuesta de dar argumentos, en favor o en contra, de lo que se piensa. Proporciona las herramientas para dar fundamento a nuestras creencias, para apoyar con razones las propuestas con las que acordamos y, así, no acordar a ciegas. El pensamiento crítico es, de este modo, un instrumento de nuestra autonomía. Ante el caudal de información con el que la tecnología moderna nos acosa, nos da la capacidad para saber decidir en qué creer.
       
        ¿Pero qué es, brevemente, un razonamiento? Es un trozo de discurso, pero no un trozo cualquiera. Un poema, la expresión de un sentimiento, un grito de socorro, un spot publicitario pueden ser muy persuasivos a la hora de inducir a las personas a actuar, pero no son argumentos y no justifican a nadie a creer en la verdad de nada. La desesperación de alguien puede inducirme a ayudarlo a hacer algo que desea; pero no proporciona razones para que yo crea que esa per­sona está en lo correcto en aquello que desea realizar. Un argumento, en cambio, podría aportar razones que me convenzan de que la persona, no sólo está desesperada, sino que está en lo correcto. […Continuar leyendo...]


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